El Victoriapithecus, fue noticia en 1997 cuando su cráneo fosilizado fue descubierto en una isla en el lago Victoria en Kenia, donde vivió hace 15 millones de años. Ahora un estudio sobre su cerebro, apoya la hipótesis de que la complejidad del cerebro puede evolucionar antes que el tamaño entre los primates.
Gracias a las imágenes de rayos X de alta resolución, los investigadores se han asomado en el interior de su cavidad craneana y han creado un modelo informático tridimensional de cómo pudo ser el cerebro del animal.
La técnica revela un pequeño cerebro en relación a su cuerpo. Los co-autores Fred Spoor, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y Lauren Gonzales, de la Universidad de Duke, calculan su volumen cerebral en unos 36 centímetros cúbicos, que es menos de la mitad del volumen de los monos de similar tamaño hoy en día.
Si los monos de tamaño similar tienen cerebros del tamaño de naranjas, el cerebro de este macho en particular era más parecido a una ciruela. Pero a pesar de sus proporciones insignificantes, el cerebro del animal era sorprendentemente complejo.
Las tomografías computarizadas revelaron numerosas arrugas y pliegues distintivos, y el bulbo olfatorio – la parte del cerebro que se utiliza para percibir y analizar olores – era tres veces más grande de lo esperado.
«Probablemente tenía un mejor sentido del olfato que muchos monos y simios que viven hoy«, dijo Gonzales. «En los primates superiores modernos se produce todo lo contrario: el cerebro es muy grande, y el bulbo olfativo es muy pequeño, presumiblemente debido a que su visión mejoró y su sentido del olfato empeoró«.
«Pero en lugar de un compromiso entre el olfato y la vista, Victoriapithecuspodría haber retenido ambas capacidades», dijo Gonzales. Los resultados, publicados en la edición del 3 de julio de Nature Communications, son importantes porque ofrecen nuevas pistas sobre cómo los cerebros de primates cambiaron con el tiempo, y durante un período a partir del cual hay muy pocos fósiles.

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