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Atacama

Registro de proteroterios para Argentina.


Se trata de un mamífero de pequeño tamaño y muy parecido a los caballos actuales, pero sin parentesco alguno. Vivió en Termas de Río Hondo, Argentina, hace unos 5 millones de años atrás. 

Un interesante hallazgo paleontológico realizado en el centro termal más importante de Argentina, fue presentado recientemente, y es el primero de su tipo para el Museo local.

El material fue recuperado por Sebastián Sabater, del Museo Municipal Rincón de Atacama de la ciudad termense y estudiado en conjunto con Mariano Magnussen y Daniel Boh, del Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar (Bs As) y Carlos Estarli de la Fundación Argentavis de la localidad de Berazategui (Bs As).

Los fósiles hallados, corresponde a uno pequeño mamífero de la familia de los proteroterios, los cuales no tienen parentesco directo alguno con especies actuales, perteneciente a una estirpe muy primitiva de América del Sur. El espécimen esta constituido por numerosos huesos del esqueleto, aunque falta el cráneo, sostuvieron los autores.
Durante aproximadamente 50 millones de años de casi total aislamiento, los mamíferos de Sudamérica-Antártida evolucionaron en un continente isla. Estos animales en la Antártida se extinguieron antes, debido al enfriamiento climático y glaciación que afectaría este continente durante los últimos 37 millones de años.
Los proteroterios es uno de los ejemplos más conocidos en convergencia adaptativa o evolución paralela, es decir, la semejanza entre los caballos que se desarrollaron en otros continentes, y el grupo sudamericano conocido como los proteroterios (Proterotheriidae) desarrollados en total aislamiento bio-geográfico.

Estos pequeños “falsos caballos” fueron animales gráciles de lomo relativamente corto y extremidades alargadas con pezuñas. En la cabeza, el rostro no es particularmente largo y los ojos eran grandes. Estos animales recuerdan vagamente, más que a los caballos, a las gacelas u otros animales herbívoros pequeños o medianos.
Las proporciones de sus miembros indican también que eran habitantes de espacios más boscosos que los caballos modernos, lo que permite hacer inferencias en aspectos paleoambientales y paleoclimaticos, para entender como fue la provincia de Santiago del Estero varios millones de años atrás. Algo que si asemeja a los proteroterios con los caballos es la presencia de un mecanismo de “trabado” en la rodilla, que les permitiría permanecer de pie con menos esfuerzo, y que ha sido propuesto para varias formas de mamíferos sudamericanos fósiles ya totalmente extintas.
Es la primera vez que el Museo Municipal Rincón de Atacama halla representantes fósiles de esta  familia de mamíferos autóctonos. El material fue recuperado tiempo atrás en unos pequeños acantilados sobre el Rió Dulce, próximo a la ciudad, en sedimentos que corresponden al Mio-Plioceno (unos 5 millones de años atrás), y presentado recientemente en las XXIX Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados, cuyo resumen del trabajo se halla en el libro del encuentro de investigadores y técnicos.
Pero Termas de Rió Hondo tuvo un pasado biológico muy interesante. Justamente allí, en pleno centro de la ciudad, se encuentra el Museo Municipal Rincón de Atacama con interesantes muestras de fósiles de criaturas prehistóricas que alguna vez vivieron en la provincia de Santiago del Estero, como Elefantes (stegomastodon), varias especies de perezosos y armadillos gigantes, guanacos de gran tamaño, bestias parecidas a hipopótamos, quirquinchos primitivos entre otras, como así también, restos culturales de los grupos aborígenes que habitaron esta parte del país. (Fuente: Museo Municipal Rincón de Atacama de Termas de Río Hondo).

Encuentran el que podría ser el resto de vida más antiguo de la Tierra.

Por Yaiza Martínez.

Investigadores estadounidenses han descubierto los restos bien conservados de un ecosistema microbiano complejo en rocas sedimentarias australianas, de unos 3.500 millones de años de antigüedad. Según ellos, el hallazgo situaría la emergencia de la vida en la Tierra 300 millones de años antes de lo hasta ahora establecido. El descubrimiento tiene una importancia añadida porque, por extraño que parezca, podría ayudar a encontrar vida en otros planetas.

Determinar en qué momento apareció la vida en la Tierra supone todo un reto para la ciencia porque las rocas sedimentarias terrestres más antiguas, en las que podrían hallarse evidencias a este respecto, no sólo son poco comunes, sino que además suelen estar alteradas por los procesos hidrotermales y tectónicos que la Tierra ha sufrido a lo largo de su historia. 
A pesar de esta dificultad, Nora Noffke y Robert Hazen, investigadores de la Carnegie Institution for Science de Estados Unidos, han encontrado una importante pista: los restos bien conservados de un ecosistema microbiano complejo presentes en una serie de rocas sedimentarias de unos 3.500 millones de años de antigüedad. 
El hallazgo, realizado en Australia y detallado en la revista Astrobiology, quizá constituya la evidencia más antigua de vida en la Tierra, publica la Carnegie Institution en un comunicado. 
El lugar del descubrimiento 
En general, las rocas sedimentarias son aquéllas que se forman por acumulación de sedimentos, que a su vez son partículas de diversos tamaños transportadas por el hielo, el agua o el aire y que, tras ser sometidas a procesos físicos y químicos, dan lugar a materiales más o menos consolidados. 
Las rocas sedimentarias del hallazgo se encontraban en el distrito de Pilbara, que es una de las nueve regiones del estado de Australia Occidental. Pilbara, conocida por sus vastos depósitos minerales, está entre las áreas geológicas más analizadas para tratar de comprender la evolución temprana de la vida. 
Los restos encontrados, unas estructuras sedimentarias inducidas por actividad microbiana (ESIAM o MISS, por sus siglas en inglés) estaban más concretamente en una formación rocosa conocida como Formación Dresser, situada al oeste de la ciudad de Pilbara Marble Bar.
En qué consiste el hallazgo 
En un artículo publicado por el medio australiano ABC, los científicos explican que lo que han encontrado son cinco microfósiles de bacterias y estromatolitos (estructuras estratificadas similares a montículos creadas por antiguas bacterias fotosintéticas). El origen biológico de las muestras se determinó a través de análisis químicos avanzados. 
Todos los restos eran algo más antiguos que otros restos de formas de vida primitivas encontrados, y situarían la emergencia de la vida en la Tierra 300 millones de años antes de lo hasta ahora establecido. 
Las rocas sedimentarias que los contenían se habrían mantenido en un entorno muy estable durante una cantidad de tiempo increíblemente larga, por lo que probablemente sean las rocas sedimentarias más antiguas y mejor preservadas del planeta, aseguran los investigadores. 
De hecho, los fósiles de la Formación Dresser se parecen mucho en forma y estado de conservación a otros de varias muestras de rocas de ecosistemas de alrededor de 2.900 millones de años, encontradas por Noffke y sus colaboradores en Sudáfrica. 
Aunque ya se habían hallado rocas sedimentarias más antiguas que las de Pilbara, por ejemplo en Groenlandia, todas están demasiado deformadas como para poder observar su estructura original y determinar si quedan en ellas o no restos de vida. 
Una ciudad bacteriana 
El equipo propone que las estructuras sedimentarias inducidas por actividad microbiana o ESIAM halladas surgieron de las interacciones de colonias bacterianas con sedimentos costeros de la región. 
Cuando esas bacterias vivieron, fueron interactuando con los sedimentos de su entorno y creando pequeñas comunidades en las que podían sobrevivir mejor a un ambiente que debió ser altamente hostil. 
Según explican los investigadores en ABC: las bacterias habrían creado entonces casi una “ciudad microbiana”, en la que se intercomunicaban para ayudarse y en la que trabajaban para hacer más estable su entorno, facilitando así la supervivencia individual y grupal. 
Del pasado de la Tierra al espacio 
El descubrimiento realizado en Australia tiene relevancia, además de para el conocimiento de la historia de la vida en la Tierra, para la astrobiología‎, una rama de las ciencias biológicas que combina astrofísica, biología y geología para el estudio de la existencia, origen o presencia de la vida en el conjunto del Universo. 
Las antiquísimas ESIAM terrestres demuestran que las bacterias pueden sobrevivir en entornos tan extremos como fue el de la Tierra hace miles de millones de años. Por esa razón, formaciones similares están entre los objetivos, por ejemplo, de los robots enviados a Marte para determinar si, en algún momento, el planeta rojo tuvo vida, a pesar de sus condiciones. 
Otros ejemplos terrestres que han indicado direcciones de búsqueda de vida extraterrestre a los astrobiólogos han sido el ambiente helado y sulfuroso del Ártico; el supuestamente inhabitable lago Vostok de Rusia o el desierto de Atacama. En todos ellos, los microorganismos han conseguido sobrevivir contra todo pronóstico.
Referencia: 
  • Nora Noffke, Daniel Christian, David Wacey, Robert M. Hazen. Microbially Induced Sedimentary Structures Recording an Ancient Ecosystem in theca.3.48 Billion-Year-Old Dresser Formation, Pilbara, Western Australia. Astrobiology (2013). DOI:10.1089/ast.2013.1030.

[Fuente]

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